23 julio 2005

Cómo te respiro

Quedó escrito en la arena que recogieron las olas y, con las corrientes, ha de colocarlo allá, entre los océanos para que el viento beba de ello y embelese el aire. Yo te quiero y tu me quieres. ¡Cómo nos besa la brisa!

22 julio 2005

Más allá del bien y el Mal


Aquello que acabó con la mañana, lo que comenzó con prometedor amanecer, ¡que frívolo fue!… sí, fue fruto de genérica necesidad del sustento, y nos sumimos en veleidoso día entre las legiones de aquellos que arañan la tierra desgastando su suerte, donde la muchedumbre que horada los surcos monótonamente tras un vago sustento material que les haga los días soportables camina al ritmo de los comitres que se imponen a sí mismos en el paso de la banal existencia (buscando la material infelicidad, negado el sustento de espíritu).
Allá, en el ocaso de la tarde, donde convergen las luces con las sombras, algunos comienzan otro teatro… ¡Yo no! He de sumirme, único en mi entorno, en el sueño de los locos navegadores de astros, donde han de converger el espíritu, la razón y esa corporeidad que nos arraiga. Y en mi pretendida búsqueda veo ascender otras luminarias que apuntan al cielo centelleante de esporas vírgenes de acción —inusitadas, como los sueños— y resulta, que los sueños, no se supeditan al subconsciente, no quedan elaborados como una madeja que ha de deshilarse con el despertar, sino que establecen los trabajos en cuya abstracción radica la complejidad, tanto como en dotar a la sombra de un volumen que le arranque de las tinieblas —así son los nuevos prometeos—. ¡Qué nueva luz de no-adoradores!
Aquellos que no buscan surco en la tierra sin el pozo que ha de alimentarla; ellos, no son legión. Y busco porque sé que, como yo, habitan en los recodos del día que permanecen vírgenes a la fútil alabanza de la insuficiencia. ¡Enarbola tu sueño y haz de él bandera! (me incita Selene cuando converge en Aurora).

21 julio 2005

Himno


He aquí uno de los himnos que se crearon para nuestra Patria, llévalo en el corazón, porque él te ha de guiar. El bardo fue cierto en la diana y creó, (¡cómo me recuerda la magnánima oda de Schiller!). Creó. ¡No ha de ser ahora la prosa! ¡Entonemos los versos!

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Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso…

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso.

Antonio Machado

20 julio 2005

Puntos Cardinales


Desde el mismo punto en el que te encuentras, surgen tantos caminos como puntos cardinales, pero lo realmente excitante para el auténtico explorador no está en el destino, sino en el propio camino; el destino, simplemente, sucede. Tan inevitable como que la corriente forme su propio cauce, tan ineludible como que las edades se sucedan, tan excitante como el descubrimiento de un objetivo.

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Arde, estrella mía, no caigas.
Derrama tus rayos fríos.
Tras la muralla del cementerio
ya no late ningún corazón.
Luces con el agosto y el centeno
y llenas la quietud de los campos
con el temblor sollozante
de las grullas que aún no partieron.
Me alcanza viniendo de lejos,
quizá del bosque o del cerro,
otra vez aquella canción
de mi país, y de mi casa natal.
Y el otoño dorado
reduciendo la savia de los abedules
llora sus hojas sobre la arena
por todos los seres que amé.
Lo sé. lo sé. Dentro de poco,
ni por mi culpa ni por la ajena
tendré que tenderme también
detrás de la negra muralla.
Se apagará la llama cariñosa
y se convertirá en polvo el corazón.
Los amigos pondrán una piedra gris
con una alegre inscripción.
Mas yo, pensando en la triste muerte
así la compondría para mí:
«Amó a su patria y a su suelo
como un borracho a su taberna».

De Sergei Esenin.

19 julio 2005

Sortilegio de Emociones


Desentumece el ánimo; inicia el sinfín de experiencias que empapan los sentidos cuando embarca en el sortilegio que busca la perfecta simbiosis de la piel con la piel, el vaho de los alientos que se encuentran, la energía de las miradas que se unen encontrando el espejo del alma y sumergiéndose con el ensueño sostenido de los espíritus que en la oniromancia buscan el presente, tan sólo el presente. En otros momentos, en los que sucede la distancia, acude la intranquilidad al espíritu y, junto a la ciega esperanza, la eterna espera de las horas que resisten a pertenecer al pasado, el brusco empuje de aquello que quiere salir del pecho a golpes que ahogan y los persistentes desalientos que desalojan al sueño, al descanso. Todo en una alocada noria, en un remollino, en un salto al vacío, siempre con la esperanza de conseguir un ramo de constelaciones para ofrecerlo con total desprendimiento a la fe que con ternura baña los pensamientos de ilusión venidera.

18 julio 2005

Virtuosismo

El virtuosismo es patrimonio de la singularidad, aquella que puede portar la antocha que ilumina el camino para unos, pero la misma que encamina a muchos a la penumbra de las excentricidades, el laberinto de los necios. Virtuosismo es ejercicio y pasión, sensibilidad y concreción, el acertado tesón, y su fruto es el dorado cetro de la sensibilidad que modela el carácter. El camino recto, siempre acechado por las manías, encabezadas por el ego engendra los dilemas, donde la dicotomía es tan antagónica como los polos de un ciclo.

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La primavera es tal vez como una mano
que cuidadosamente llega sin salir de parte alguna
arreglando una ventana
dentro de la cual todos miran
mientras todos se quedan absortos ella se arregla y cambia
coloca cuidadosamente allí algo extraño
y aquí algo conocido
y cambiándolo todo cuidadosamente.
La primavera es quizá como una mano en una ventana
que cuidadosamente acá y allá
va moviendo nuevas y viejas cosas
mientras todos miran absortos cuidadosamente
tal vez moviendo una fracción de flor aquí
colocando una pulgada de aire ahí
y sin romper nada.

Edward E. Cummings.

17 julio 2005

Mañana Marinera


La mañana marinera, con sus caracolas rebosantes de espuma y su desembarcar de cestas repletas de tellinas en el pequeño puerto, la madrugada se hace salina cuando ves el efímero teatrillo de los pescadores trajinando con sus barcas en el puerto; con el olor a diésel, queman sus cigarros y el almuerzo rayado, esférico de secano que alegra el pan, los viejos hombres de arrugado rostro junto con los aprendices oriundos de pueblos del sol, con sus pieles quemadas en el principio de sus generaciones, me ofrecen el panorama de las próximas redes de bajura porque heredarán las cóncavas y ondulantes barcas y el orgullo del quien vive de y para el mar.

16 julio 2005

Duerme


Si hoy no trajese la noche azulada los ensueños ni permutara el alba con sus propósitos, si se cierne la penumbra de los suspiros y se derraman con la mañana los anhelos, duerme. Hoy el día no traerá las Horas, tan sólo las esperas —infecundas todas ellas—.

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Treinta rayos convergen en el círculo de una rueda
y por el espacio que hay entre ellos
es donde reside la utilidad de la rueda
Moldeamos arcilla para hacer jarros
y en el vacío reside la utilidad de ellos
Se abren puertas y ventanas en las paredes de una casa
y por los espacios vacios es que podemos habitarla
Así de la no-existencia viene la utilidad y de la
existencia la posesión.

Lao Tze

15 julio 2005

El Impulso Invisible


De la palmera que se yergue y, elevada, produce sombra como una isla que parece pausar el incesante baño de sol; ¿quién repara en el esfuerzo vertical, gravitatorio, que realiza impulsando las raíces que le hagan ser abrazada por la madre Tierra; de su inmenso impulso hacia la profundidad que premia su robustez ante los vientos que la obligan sinuosa? Y yo me pregunto sobre la parte visible del Mundo.

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Unos contienen el vino, otros contienen aceites
en la bóveda ahuecada que delimitó sus muros.
Yo, pequeño y más delgado, me ahueco
para otra exigencia: para complacer
las lágrimas que se precipitan.
El vino se enriquece y el aceite se sigue
refinando en el tarro.
¿Qué pasó con las lágrimas?
Me apesadumbraron, me cegaron,
mis corvas hicieron titubear,
al final me hicieron quebradizo
y me vaciaron.

Tarro de Lágrimas
, de R.M. Rilke.

14 julio 2005

Fidias

Con sus manos agrietadas por el barro compuso el arquetipo de un sueño elevado, sustrayendo de cada parte de la masa informe aquello que carecía de la palpitación que residía en el ánimo del escultor, con el cariño del amante que acaricia, con la suavidad de un aura, modelaba constantemente, sin dilación, con perseverancia, sin atender al transcurso del día, una imagen en la que depositaba la más elevada belleza de formas y proporciones. Un día, puso fin a la figura, con la insatisfacción de no sentir en su conseguida textura un pulso, un hálito… todo el estremecimiento fue del creador que amargamente lloró la noche. Aún así se incorporó con el Sol y cambió, con su hábil arte, el modelado por la fundión, intentando dar con el abrasador obrador de imágenes, con el crisol de la fragua, el calor que un pecho pudiera despedir; y de ese trabajo se produjo el resultado de un molde digno de la mano divina, sin fisuras que necesitaran relleno, defectos que hubiera que limar, pero con una sutil mirada helada que produjo, de nuevo, el llanto desesperado de un amante desdeñado.
Tal era la armonía de la figura que mirarla hacía caer en sumisión al espíritu, llevado por el voluptuoso contorno de las formas y la semblanza casi inmaterial del porte, quedando la duda de si tal obra era producto de las manos o de la alquimia de los sueños inmateriales que aporta el mensajero Hermes. Ya no sabía el artista como zozobrar, sucumbido en la pasión que le había llevado a elaborar tal creación, tan desmedida conforme a las más altas obras creadas con humana intención, que agotado e impotente ante el enorme esfuerzo, rendido, cedió al sueño. Viendo Zeus, no sólo el alcance de la mano humana que engendró tal obra, capaz de las heroicas sutilezas que acercan a los númenes, sino la cantidad de espíritu derramado en la perfección continua, en la perseverante búsqueda de belleza; se acercó en la hora púrpura y cálida en la que Selene pasea por las orillas, prados y montes susurrando sus cantos apaciguadores y, con un breve soplo de sus argénteos labios dio la tonalidad encarnada a las mejillas y produjo las pestañas y enervado vello del estremecimiento del nuevo ser que cobraba la vida, el empuje del seno inhalando la esencia que alimentaba su hálito y el conocimiento del que brotaba el amor por su creador.
Con la nueva aurora el despertar enjugó el rostro de ambos amantes y el alto Zeus sonrió, entendiendo el acontecimiento que él precipitó, no como milagro ni premio; sino el pago que otorga la perseverancia y la lucha a lo que un espíritu pertenecía, porque acaso la obra creada fue intención del autor, o más ciertamente fue aquella la que buscó su creador.

13 julio 2005

Latencia


Sé que no te has marchado, que permaneces latente como la crisálida en el reverso de la hoja, como el rocío de la noche en espera de la aurora que sucede al día. No es tu marcha sino un devenir continuo en el aire que todo lo impregna, al menos, yo no me resisto al recuerdo, todo lo comprendo como acción, porque en ella perdura la existencia —y el legado—. Sé que no te fuiste porque aquellos que amamos no marchan, continuan incrustados en aquel germen que en nuestro espíritu depositaron.

12 julio 2005

Sentidos Adormecidos

Cuando no descifraba la vertical sonrisa de la luna, ni la multiforme cadencia del tililar estrellado, cuando no veía el esbozo de la aurora en el devenir del nuevo día ni escuchaba los vibrantes sonidos de la mañana, me di cuenta que debía despertar cada uno de los sentidos que permanecían adormecidos; descubrí que soñando las esencias que al espíritu le faltaban, éstos comenzaban a cobrar un nuevo ánimo y, cuando me propuse despertar, de los sueños se alimentó la realidad empapada en los sentidos según estos recobraban su ánimo.

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En mi oficio o arte sombrío
ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
no por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil
sino por ese mínimo salario
de sus más recónditos corazones.

No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas
ni para los muertos encumbrados
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.

En Mi Oficio o Arte Sombrío,
de Dylan Thomas

11 julio 2005

En la Vereda


Risueña vereda cuyos márgenes delimita la densa hilera de álamos formando verdialba galería sobre la que el claro cielo, incontenible, derrama una mañana límpida, filtrándose onduladamente entre el denso follaje; surge un paseo que conduce a la vieja ermita, la que guarda calladamente el vertido de la fuente sobre el breve estanque de piedra en cuyo pie me solía sentar y desde el cual ha quedado atrapado en mi retina el camino de arena donde mis pasos se acompañaban de pensamientos. Junto a la duda si es ya recuerdo o ensoñación acude a mi piel la calidez del verano y sonido que empapado en el aire recorría la enorme bóveda vegetal.

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Frutales
cargados.
Dorados
trigales...

Cristales
ahumados.
Quemados
jarales...

Umbría
sequía,
solano...

Paleta
completa:
verano.

Verano,
de Manuel Machado.

10 julio 2005

Ineludible

La flor deshojada del anciano, el jardín donde el niño ubica sus juegos, el gran olividado de los amantes, el incalculable tesoro del inquieto, la prisión del desamor. Aquel que observa inalterable —incólume— cualquier acción e, impasible, es el motor de todo conocimiento, la cura de toda llaga, la propia acción.
Y Cronos se erige como rey de la cotidiana carrera que a toda especie abarca, inicia y extingue. Ineludible.

09 julio 2005

Impotencia


Hemos aprendido a segar vidas con la facilidad de la acción irreverente, con la petulancia del que se cree un dios, pero con aquella subrepsticia forma en la que un cáncer ataca, interior, oculto, devorando fibra de su fibra, como aniquilamos el entorno telúrico en nuestro erróneo afán de civilización: imponiéndonos —eso creemos—. Nos olvidamos que la ejecución del enorme trabajo, no el babel, sino el vergel multiforme de nuestra afortunada existencia, se compone de tantas estrellas como hay en un firmamento, cada una con su singular destello, pero inmersas en un mismo mar de constelaciones y remolinos cósmicos que conforman un cuerpo más grande: enorme, en la sinergia de sus movimientos… Y la curiosa seguridad que el macabro segador tiene, de recoger cosecha de aquellos tallos en ajenas campiñas en las que hurta. He visto como la crisálida construye un nuevo cuerpo, hermoso y volátil, que lleva el viento, en dolorosos golpes de transformación y, como al cambiado ser es fácil aplastar con la yema un dedo, de un solo dedo, aniquilando el esfuerzo de aquel, que guiado por un empuje mucho más fuerte que nuestro propio entendimiento responde a unos impulsos marcados por un mecanismo que, en definitiva, es el mismo que nos hace respirar. Y yo he visto demoler edificios en los breves instantes en los que el ruido se expande y he visto como el escombro no era la mitad de aquello que se alzó útil sobre el pavimiento —ahora sólo piedra inhábil—. Y hemos de ver muchas más acciones de macabros segadores hurtando siembras de las que no son capaces de sacar harina alguna ni el pajar; y nos lamentaremos de ver los montes abrasados y los huecos vacíos de la vida que se han llevado. En esos momentos hay que recordar que la vida, aún finalizando muta, no se destruye, no. Nuestra acción debe de ser la de construir, conservar lo heredado, crear el recuerdo, porque sólo con el legado y la memoria se llena la conciencia y un afán constructivo que se obtiene tan sólo mirando la más nimia ejecución natural, nuestro motor olvidado.

08 julio 2005

Aun Sin Verbo Acertado


Aun sin el verbo más acertado, el pecho no puede retener las elegías que al espíritu estremece la tibia flor que rompe terrea alfombra para erigir, orgullosa, sus tiernos pétalos; la misma que se funde en fibra vegetal ensalzando el multicolor colchón de los paisajes o la suave danza del altivo cañizal jugando con ese viento que acaricia el rostro, mesa los cabellos y silba los oídos, él mismo trae océanos de aromas a las campiñas y los perfumes helados de cumbres a las orillas del mar trasladando en su vaivén un orgiástico sinfín de simientes enriquecedoras. No se resiste alma alguna al asalto sobre los sentidos del inmenso orden natural acometiendo en su infinidad de representaciones el brutal manifiesto de la vida a través del incontenible movimiento de elementos que acapara el entendimiento y hace callar al cantor ante su grandeza, porque el coro es tan grande que las voces más potentes sólo sirven para alimentarlo sin destacar en su imponente gravedad.
Aun sin el verbo más acertado, es el espíritu, ebrio de vida, el que hace cantar.

07 julio 2005

Decadencia esencial


La misma materia que forma el arco iris y el lienzo soleado, otro día conforma el trueno y el horizonte nebuloso; de la misma materia en la que se forman aquellas olas que acarician las orillas arenosas, se articulan recios temporales contra la roca a la que afrentan; aquella misma materia que nuestro hálito llena, inundando nuestro entorno, compone el elemento en el que sumergidos nos hallamos —aquel en el cual evaporándonos nos trasnfiguramos— y, como todo se delimita e interactua, en su decadencia se transgrede y permuta para alcanzar nuevos orígenes con su propia transformación.

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Todos esos prudentes de largas redes,
sólo encuentran la enorme carcajada del mar.
Amigos, ¿qué buscan ustedes en la playa?
El conocimiento nunca puede ser aprisionado,
jamás puede ser poseído.

Pero si tú, decidido como una gota
caes en el mar para disolverte
dispuesto para cualquier metamorfosis,
entonces despertarás con piel de ostra
y ojos verdes,
en vegas donde pacen los caballos de mar
y serás conocimiento.

Conocimiento,
de Karin Boye.

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Karin Boye, una gota de rocío que decidió evaporarse antes de la llegada del ardiente rayo que le transfigurara.

06 julio 2005

Galopes para Calipso


Los corceles de Calipso galopan las riberas exalando, en su trotar, albas brisas espumosas; sumergiéndose en el mar buscando espirales caracolas donde la niña ninfa quiere escuchar melodías melancólicas. A cada mirada de la niña obedecen los de ignota doma, casta limpia, de alto númen con silueta recia y candorosa; escuchando la canción de una risa, que no es otra, que la brisa matinal de la ninfa ribereña.

05 julio 2005

A Quién Importan las Palabras

Importan las palabras a aquel que las escucha y sabe reconstruir el paisaje que se modela, el camino que recorren, a quien las pone en el viento con su propio hálito y las dignifica con el palpitar de su pecho; a la esencia de la que parten para construir un nuevo universo…

¡Quién será capaz inundar los espacios de planteamientos! Aquel que colorea las palabras de arco iris e impregna con el sentimiento que involucra el carácter, generando claves, generando conocimiento para que lleguen más allá de la estética, sólo por la necesidad de ofrecer, por la comunicación del espíritu, por el designio, por el empuje de las vivencias, por clarividencia…

Sólo los dignos del dios Homero.

- - -

La sombra de mi alma
huye por un ocaso de alfabetos,
niebla de libros
y palabras.

¡La sombra de mi alma!

He llegado a la línea donde cesa
la nostalgia,
y la gota de llanto se transforma
alabastro de espíritu.

(¡La sombra de mi alma!)

El copo del dolor
se acaba,
pero queda la razón y la sustancia
de mi viejo mediodía de labios,
de mi viejo mediodía
de miradas.

Un turbio laberinto
de estrellas ahumadas
enreda mi ilusión
casi marchita.

¡La sombra de mi alma!

Y una alucinación
me ordeña las miradas.
Veo la palabra amor
desmoronada.

¡Ruiseñor mío!
¡Ruiseñor!
¿Aún cantas?

Sombra de mi Alma,
de Federico García Lorca

04 julio 2005

Sobre las Distancias

Intención que pergeñas las distancias en espacios horizontales cuando han de ser recorridos, cuando fecundas encuentros; sin embargo, cómo se alzan al igual que cumbres rocosas, verticales, los espacios cuando impones la separación, el distanciamiento entre los espíritus. ¡Qué difícil es entonces escalar esas distancias! Qué brutal dicotomía aún sabiendo que tales muros se levantan por nuestra imperseverancia o desaliento.

03 julio 2005

Intentos


Galopan ideas en mi cabeza como un frenético corcel alado, pretendiendo que mis días se sucedan en el hálito de la fragorosa lucha, no en la infructuosa espera del soldado, tensa e insegura; al final, muchas sinergias deparan avatares inesperados, ¿decepciones? no, forjaré nuevas ideas. Al menos ha de quedar la esencia.

- - -

Te hablé con
una sonrisa y tú no
respondiste
tu boca es como
un acorde de música carmín
Ven aquí
Oh, ¿acaso la vida no es una sonrisa?
te hablé con
una canción y tú
no me escuchaste
tus ojos son como un vaso
de silencio divino
Ven aquí
Oh, ¿acaso la vida no es una canción?
te hablé con un
alma y tú no
te asombraste
tu cara es como un sueño encerrado
en blanca fragancia
Ven aquí
Oh, ¿acaso la vida no es amor?
te hablo con una
espada y tu
guardas silencio
tu pecho es como una tumba
más suave que las flores
Ven aquí
Oh, ¿acaso el amor no es muerte?

- - -

Edward E. Cummings.

Para entender un mundo liberado de la presión del odio hay que leer a Cummings; conocer su acción además de su obra.

02 julio 2005

Nuevos Despertares, Nuevas Configuraciones


Aguardando la mañana, tras navegar la noche, me encontré ante la clara aurora soñando nuevos despertares, aprendiendo como el espíritu hace de esos sueños la pasta que modela los días. La noche, mientras tanto, galopa eterna entre infinitos firmamentos transgrediendo el espíritu diurno y embriagando el cuerpo de celestes pensamientos. Aún así todo el ciclo se permuta en infinitas configuraciones.

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Digo: comience el sendero a serpear
delante de la casa. Vuelva el día
vivido a transportarme
lejano entre los chopos.
Allí te esperaré.
Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.
Te volveré a mirar a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.
De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.

Cuando Todo Suceda,
de José Agustín Goytisolo.

01 julio 2005

Mi Mar


El murmullo del mar estuvo toda la noche meciendo las estrellas del horizonte y la delimitadora línea donde los antiguos creyeron que el mundo se derramaba en una incógnita abismal, cimbraba al unísono de los tenues golpes espumosos que nos dedicaban la canción eterna del Mediterráneo; donde los olivos y naranjos se importaron en tiempos inmemoriables para ser la identidad autóctona de una tierra variopinta de matices que apenas aprendemos a asumirlos.

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«Y todo ello porque el Mediterráneo es una encrucijada viejísima. Desde hace milenios todo ha confluido hacia él, alterando y enriqueciendo su historia; hombres, bestias de carga, carros, mercancías, navíos, ideas, religiones y arte de vivir.»

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Fernand Braudel está considerado el padre de la Historia del Mediterráneo. El también plasma la historia de una manera diferente; encajada en el espacio geográfico en el que se desarrolla. Sus estudios son para mí algo más que simples exposiciones de datos y es porque, a mi juicio, Braudel pone el alma en el Mediterráneo y, aún teniendo una visión plenamente realista, intelectual, son sus escritos literatura.