Furia Terrible

No, nunca ha sido necesaria
ni esa guerra, ni esa aniquilación.
Tampoco necesario
el atentado o la ejecución.

Pero, desde el mismo extremo del abismo,
me atrevo a decir que, tal vez,
sí eran necesarias aquellas muertes;
aquellas terribles pérdidas.

Resulta soez ver aquellas batallas,
aquellas afrentas y golpes;
que demuestran lo inútil
del enfrentamiento y del exterminio.

Por ello, me atrevo a decir,
que no humilléis a las víctimas
eludiendo la gravedad
de su providencia
ni despreciando su desdicha.

Porque allá en el bando
del que tomes partido,
éste también tiene sus verdugos.

Laberinto

Subiré, alcanzaré un lugar en la mañana desde donde pueda otear el horizonte alado, abandonando el gesto sumiso y la palabra esquiva que una y otra vez me arrastra hacia un cotidiano sinfín de letanías imprecisas; sortearé obstáculos para llegar evitando los cuerpos hieráticos que soportan el orden impreciso del hedonismo vacuo, me inclinaré ante los espíritus que plasman el camino de lo sublime, oculto a las primeras vistas, dispuesto a las sutiles miradas… pero la mañana sigue. Es nuestro laberinto.

…Y dices que no te escribo poemas

Eleva tu cabeza al viento, escucha como en cada soplo mi hálito ha depositado un suspiro tras el goce del aroma de tu piel; el eléctrico roce de tu anillado cabello, la visión recogida —chispas de luz— que de ti se desprende; que mi retina atesora; que iluminan mi fe.
Y cómo quieres que lo escriba…
Aprende, como yo aprendí, a recoger lo depositado en el viento, porque sus versos acompañados van con la sinfonía de los elementos.