…Y dices que no te escribo poemas
Eleva tu cabeza al viento, escucha como en cada soplo mi hálito ha depositado un suspiro tras el goce del aroma de tu piel; el eléctrico roce de tu anillado cabello, la visión recogida —chispas de luz— que de ti se desprende; que mi retina atesora; que iluminan mi fe.
Y cómo quieres que lo escriba…
Aprende, como yo aprendí, a recoger lo depositado en el viento, porque sus versos acompañados van con la sinfonía de los elementos.
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