02 noviembre 2005

Lírica


Como movimientos de una danza voluptuosa que incita cualquier ánimo, por sedente que permaneciera; con su aroma se enriquece el ambiente que acaricia la piel en serena armonía al espacio que tiñe la lluvia de luz que abarca. Cuando, sumido en la gravedad de una gris circunstancia es la única capaz de transformar el ánimo, de mutar en acción conveniente la inanidad por el mero empuje de que el espíritu ha encontrado compañía. Con el hálito de los vientos, el conjuro de los cantos que fecunda sensaciones, purifica los espíritus. ¡Oh, divina lira, cuanto estimula tu tañido de argenteas vibraciones!

2 Commentarios:

Blogger Grial ha dicho...

Después de leer tus palabras si se cierran los ojos casi se puede oir el tañído de la lira...
Es todo un placer leerte.
Un beso :)

2/11/05 18:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Cuando oigo música no pienso, siento..., es una caricia, a veces suave, a veces firme y, en ocasiones, hasta puede ser áspera. Todo depende no de la música que suena, sino del oído que la escucha. Y es para agradecerse a sí mismo que pueda producir poesía en uno, porque el instrumento que interpreta la música que suena soy yo, son mis sentidos...

Si lleno/llenas el tiempo, el espacio que tienes de buenas interpretaciones es porque eres un buen músico.

Un abrazo.

7/11/05 20:43  

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