22 abril 2006

Críptico

A veces he estado esperando desde el filo, en la cresta más escarpada del precipicio…
Hubo un tiempo en que desee que alguien viniera a acompañarme: Nadie hubo, pues no comprendieron. Tal vez tuvieron miedo de la altura; o quizá simplemente hubo quien no halló la razón para estar ahí, entre mis más extremos y rocoso despeñaderos, soportando la intensidad de la altura.
Pero yo siempre he encontrado alguna razón, de vez en cuando, de sentir lo que cuesta vivir, soportar la tensión, la contradicción, el límite, sin albergar el miedo; tan sólo porque sé que volveré seguro sobre mis pasos.
Eso era precisamente lo que quise enseñar, no el temor irracional a perder el equilibrio, sino la plena convicción de poder resistir el influjo y utilizar la gravedad para consolidar mis pasos, no provocar mi caída.

2 Commentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me siento identificado hasta la médula. Muy bueno.

26/4/06 14:57  
Blogger Luis Caboblanco ha dicho...

Yo también, al menos en cierto modo...

29/4/06 21:52  

Publicar un comentario

<< Home