24 marzo 2006

Horas Bajas

Aquello que adormece es el dolor. No el dolor punzante que se hunde en las entrañas, el que extrae vida en cada golpe brutal hurtando la materialidad humana… No. Es el dolor triste que sume en la inanidad espiritual desvertebrando la acción del alma, decepcionando la ilusión sustentadora; el que hace destilar lágrimas cuando, mirando atrás, uno se da cuenta de que su posible salvación no resarcirá el pretérito: que éste no volverá; el vacío que surge al comprender que huyó un pedazo de espíritu con aquello que, anestesiados, dejamos ir. Porque el dolor material no es sino un mecanismo, mientras que el dolor del alma es un auténtico vacío. Porque si me dejas ir será sobre lo mero material, porque la construcción del Mundo es más elevada que un mero baile: es una danza cósmica difícil de comprender por aquellos que no se acercan a la noche a observar las estrellas sino a trasnochar, aquellos que duermen sin esperanza de dulces sueños, aquellos que viven sin esperanzas de dulces libaciones.
…Yo seguiré buscando la luz que encienda mi espíritu [puedes, si quieres, dejar las estancias apagadas].

2 Commentarios:

Blogger Luis Caboblanco ha dicho...

Animo Aticca, de todo se aprende, solo hay que esperar a que suene la nota adecuada, sin desesperarse. Casi todo lo bueno nace de la tranquilidad.

24/3/06 23:06  
Anonymous Anónimo ha dicho...

LA SERENIDAD ES EL SECRETO DE LOS POETAS

7/4/06 10:25  

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