23 noviembre 2005

Supongo

Supongo que la vida es un intento de vivir; un ensayo continuo de aquellos deseos que queremos ejercer y de aquellas voluntades en las que depositamos tantos propósitos que se lleva el viento del tiempo, no sin antes, en algunas ocasiones, dibujar cabriolescos remolinos. Y al vivir, intentamos descubrir como se realiza esa misión que se crea con la luz y la firmeza que alumbran la más ínfima acción en la creación de la vida; intentando vivir. Supongo, que en el intento, a veces, nos dejamos la piel porque creemos deber, aunque allá a lo lejos, cuando hemos mirado hacia atrás nos hemos preguntado si ésa era pena que lo mereciera — como si valiera la pena desollarnos por cuestiones de pena. No sé, supongo también que el pensamiento crece con cada intento de pensar como cada voluntad con cada intento voluntarioso… siempre suponiendo que no sean meros intentos inertes de acción, supongo.
Ahora que suponíamos que estábamos lejos, me estoy dando cuenta lo cerca que nos podemos tener, aunque un extraño frío tiene la incómoda manía de rellenar los huecos que tu física le deja. Empiezo a comprender, como seguramente tu, que nuestras suposiciones son la arquitectura de nuestros días; sí, aquellas sobre las que se han fundamentado nuestras actuales certezas y, este curioso ensayo existencial, el continuo estreno de nuestra obra maestra.
Supongo que entiendes todo ésto aunque, en definitiva, no es más que un esbozo que acabo de publicar.

—Supondrás, como yo, que mientras caminamos ya hay un camino hecho y otro por hacer (supongo).—

12 noviembre 2005

Lluvia

Hoy los océanos vuelven a visitarnos; sutilmente, impregnan su húmedo susurro en nuestros actos desnudándolos del velo cotidiano.
Hoy navega el azul en el azul y nuestros ojos miran melancólicos soñando las lágrimas que no derramamos por orgullo.
Para la añoranza se visten de gris hoy los mares; para la vida, la esperanza ilumina regando campiñas. Todo inundado, todo sumergido, impregnado…

Hoy, nuestro espíritu se empapa de mar. Marinero de asfalto mojado, esencia difusa de líquidas existencias: cuando levantas la vista buscando el Sol, observas los mares transmutando espumas en gotas que se regalan con cada chispa de arco iris a la piel inundada de las voladoras ondas, del pausado vaivén prestado por el viento que lo transporta.

Vienen, todos ellos vuelven, recordándonos que la riqueza de la vida se encuentra en lo impregnado, en la mixtura que pare riquezas; donde se disuelven complejos elementos mutándose en esenciales, en nueva reacción, en voluntad de creaciones nuevas…
Siempre disolviéndose. [Crisol acuoso.]
Siempre reaccionando. [Magma líquido.]
Siempre encauzándose. [Húmeda eternidad.]

02 noviembre 2005

Lírica


Como movimientos de una danza voluptuosa que incita cualquier ánimo, por sedente que permaneciera; con su aroma se enriquece el ambiente que acaricia la piel en serena armonía al espacio que tiñe la lluvia de luz que abarca. Cuando, sumido en la gravedad de una gris circunstancia es la única capaz de transformar el ánimo, de mutar en acción conveniente la inanidad por el mero empuje de que el espíritu ha encontrado compañía. Con el hálito de los vientos, el conjuro de los cantos que fecunda sensaciones, purifica los espíritus. ¡Oh, divina lira, cuanto estimula tu tañido de argenteas vibraciones!