01 julio 2005

Mi Mar


El murmullo del mar estuvo toda la noche meciendo las estrellas del horizonte y la delimitadora línea donde los antiguos creyeron que el mundo se derramaba en una incógnita abismal, cimbraba al unísono de los tenues golpes espumosos que nos dedicaban la canción eterna del Mediterráneo; donde los olivos y naranjos se importaron en tiempos inmemoriables para ser la identidad autóctona de una tierra variopinta de matices que apenas aprendemos a asumirlos.

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«Y todo ello porque el Mediterráneo es una encrucijada viejísima. Desde hace milenios todo ha confluido hacia él, alterando y enriqueciendo su historia; hombres, bestias de carga, carros, mercancías, navíos, ideas, religiones y arte de vivir.»

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Fernand Braudel está considerado el padre de la Historia del Mediterráneo. El también plasma la historia de una manera diferente; encajada en el espacio geográfico en el que se desarrolla. Sus estudios son para mí algo más que simples exposiciones de datos y es porque, a mi juicio, Braudel pone el alma en el Mediterráneo y, aún teniendo una visión plenamente realista, intelectual, son sus escritos literatura.