23 junio 2005

Relativa Eternidad

Tierra
Persiste el día como persiste la noche y, aquello que los delimita, les lleva ineludiblemente del uno al otro y, después, persisten los astros que los salpican fugazmente, describiendo hemisferios celestes y estaciones; ofreciendo la calidez que arropa y la guía que desde valles y montes sustenta caminos.
Todo ello persiste a pesar de las transformaciones superfluas que, humanamente, parecen escribir Historia; a pesar de la solemnidad de la que se visten los actos telúricos, porque es el eterno teatro que delimita nuestro inteligible alfa y omega.

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«Pero no puedo contar con hombres que no conozco fundándome en la naturaleza humana, o en el interés del hombre por el bien de la sociedad, dado que el hombre es libre y que no hay ninguna naturaleza humana en que pueda yo fundarme.
No sé qué llegará a ser de la revolución rusa; puedo admirarla y ponerla de ejemplo en la medida en que hoy me prueba que el proletariado desempeña un papel en Rusia como no lo desempeña en ninguna otra nación. Pero no puedo afirmar que esto conducirá forzosamente a un triunfo del proletariado; tengo que limitarme a lo que veo; no puedo estar seguro de que los camaradas de lucha reanudarán mi trabajo después de mi muerte para llevarlo a un máximo de perfección, puesto que estos hombres son libres y decidirán libremente mañana sobre los que será el hombre; mañana, después de mi muerte, algunos hombres pueden decidir establecer el fascismo, y los otros pueden ser lo bastante cobardes y desconcertados para dejarles hacer; en ese momento, el fascismo será la verdad humana, y tanto peor para nosotros; en realidad, las cosas serán tales como el hombre haya decidido que sean.»

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En las palabras de Jean Paul Sartre he visto siempre el intento de movilización acallado por el peso del tiempo. Sobre grandes verdades y avances de su existencialismo éste se ha quedado sujeto al limitado espacio donde se ha gestado. Esto no significa que no haya grandes verdades —y las grandes verdades son eternas— pero hay una cierta parte de la teoría que va pasando con el tiempo a la periferia y dejando de ser un pilar para delimitarse como imperenne, es la parte sujeta a «la concreta existencia del ser humano, circunscrito a la realidad histórica le define» de su propio pensamiento.