17 junio 2005

Titánica Infinitud

Arena
Detuve mis pasos, perplejo, aprecié como la arena que acariciaba mis pies era la misma que sustentaba mi cuerpo; diminutos granos de infinita fortaleza desentrañaban la magnanimidad de lo minúsculo: su infinidad les hacía enormes. Continuando mis pasos, aprecié el recorte de los montes aserrando el horizonte y medité sobre la titánica fortaleza de las rocas que debía escalar para continuar mi camino, todo ello del mismo prístino elemento, todo ello antagónico en su fisonomía, unos delimitando la horizontal línea tectónica en la que los océanos reposan, otros sustentando elevadas bóvedas azuladas, delimitando los paisajes.

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El eros, el archipiélago y la proa de sus espumas y las gaviotas de sus sueños en su más alto mástil el marinero ondea una canción. El eros, su canción y los horizontes de su viaje y el eco de su nostalgia en su más mojada roca la prometida espera un barco. El eros, su barco y la despreocupación por sus nortes y el foque de su esperanza en su más ligero oleaje una isla mece la llegada.

Del Egeo,
de Odiseas Elitis.

2 Commentarios:

Blogger Grial ha dicho...

Preciosas palabras que adornan la imagen..
Un beso :)

17/6/05 17:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias Grial. Lo pequeño, a veces, es inmenso.

18/6/05 00:42  

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