20 julio 2005

Puntos Cardinales


Desde el mismo punto en el que te encuentras, surgen tantos caminos como puntos cardinales, pero lo realmente excitante para el auténtico explorador no está en el destino, sino en el propio camino; el destino, simplemente, sucede. Tan inevitable como que la corriente forme su propio cauce, tan ineludible como que las edades se sucedan, tan excitante como el descubrimiento de un objetivo.

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Arde, estrella mía, no caigas.
Derrama tus rayos fríos.
Tras la muralla del cementerio
ya no late ningún corazón.
Luces con el agosto y el centeno
y llenas la quietud de los campos
con el temblor sollozante
de las grullas que aún no partieron.
Me alcanza viniendo de lejos,
quizá del bosque o del cerro,
otra vez aquella canción
de mi país, y de mi casa natal.
Y el otoño dorado
reduciendo la savia de los abedules
llora sus hojas sobre la arena
por todos los seres que amé.
Lo sé. lo sé. Dentro de poco,
ni por mi culpa ni por la ajena
tendré que tenderme también
detrás de la negra muralla.
Se apagará la llama cariñosa
y se convertirá en polvo el corazón.
Los amigos pondrán una piedra gris
con una alegre inscripción.
Mas yo, pensando en la triste muerte
así la compondría para mí:
«Amó a su patria y a su suelo
como un borracho a su taberna».

De Sergei Esenin.

2 Commentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Quizás el objetivo es el soñado unas veces....o todo lo contrario.
Precioso poema.
Un beso :)

20/7/05 22:31  
Blogger Aticca ha dicho...

Los sueños, a mi juicio, como la realidad, tiene niveles, desde la más pura imposibilidad hasta la más juiciosa acción; elegir un nivel de abstracción no significa la total inmaterialidad de plasmarlo en actos. ¡Cuánta filosofía, que cimenta nuestro mundo, ha surgido como sueño y la perseverancia, el peregrinaje la ha edificado como logro!
Gracias por tus apuntes, Grial. Un saludo.

23/7/05 10:12  

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