10 julio 2005

Ineludible

La flor deshojada del anciano, el jardín donde el niño ubica sus juegos, el gran olividado de los amantes, el incalculable tesoro del inquieto, la prisión del desamor. Aquel que observa inalterable —incólume— cualquier acción e, impasible, es el motor de todo conocimiento, la cura de toda llaga, la propia acción.
Y Cronos se erige como rey de la cotidiana carrera que a toda especie abarca, inicia y extingue. Ineludible.