Las Venus de Botticelli

Hay una Venus cuyos cabellos mueve el Céfiro, cuya faz exhala tranquilidad inmutable, cuyos ojos son el recorte perfecto de la mirada sensual y cuyo semblante asemeja una flor de idilio. Una Venus desnuda como Natura que parte de la divina proporción. Hay otra Venus con semblante pasivo y ademán humano, como si hubiesen desubicado una virgen de santoral de un retablo a un entorno mitológico, con un Cupido, con un edén… pero donde nace la Venus exuberante y salvaje el color, las formas y la conjunción de los elementos se me antoja irresistible. Ambas son de Botticelli.