22 mayo 2005

Klimt. Cruda visión



Mantos purpúreos que sumen la imaginación en un onírico orientalismo patente en la indumentaria de las licuadas figuras casi destiladas en un alma que se aferra a un beso, a un abrazo… Sonrisas crudas de carácter armado, el sueño encogido como el de un recién nacido, la vida a través del cuerpo y el cuerpo a través del lienzo, la mujer… El paisaje puntillista, difuso acercado por orinomancia de las flores de Italia, de los parques de Viena… El olor de los aceites esenciales…

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«Es cierto que nadie es más realista que idealista. Por contraste con el celaje de la ilusión, se siente más duramente la dura piedra de la realidad»
Azorín.